martes, 28 de agosto de 2007

¿Dejar tus pertenecias en la cama de otro por una llamada?

Después de la rápida sesión de sexo recordé que aun no sabía nada de mi amigo Osvaldo, pero por la hora que era preferí hablar con él al día siguiente. Por supuesto el se había ido con acompañado a su departamento (esta bien que quiera que se la jueguen por él, pero tampoco va andar de célibe por la vida). Así que en nuestra primera conversación del día nos contamos los detalles de nuestros encuentros.

Por mi parte hablé de Marcelo, y de lo placentero que fue nuestro sexo, aunque no mencione su “me descolocaste” que no podía sacar de mi cabeza. De hecho, me empecé a cuestionar si el haber tenido sexo como lo tuvimos habría sido la manera más indicada de proceder después que alguien te dice “me descolocaste”. Habitualmente no me arrepiento de lo que hago pero en este caso lo estaba pensando más de la cuenta.

Osvaldo por su parte se había llevado a un tipo casi al terminar la noche (una de las capacidades de mi amigo, que cuando le dice “vente conmigo” a alguien nunca le dicen que no). Osvaldo no recordaba bien el nombre de quien se llevó (algo bastante habitual en él) y dijo que quizás se llamaba Julio, pero que trabajaba de cocinero en uno de los restaurant de la zona gastronómica más prestigiosa de la ciudad. Tampoco recordaba su edad, pero lo describió como masculino y bien dotado, lo que para una sesión de sexo sin compromiso, se agradece.

Osvaldo es lo que se llama versátil, porque no tienes rollos con el rol sexual y lo decide cuando está en la cama (es pasivo con los tipos dotados y es activo con los chicos más menudos y menores que él). En este caso “posible Julio” era dotado, grande (no más alto que él), mayor de 30 años y con algunos kilos de más que se debe a que si no se ejercita, con el trabajo que tiene, puede subir algo de peso fácilmente.

Según comentó Osvaldo, el trámite al llegar a casa fue más bien usual, las mamadas (donde descubrió que era dotado), para luego dejarse penetrar fuertemente por la dotación generosa de su nuevo compañero de sexo, primero de lado, luego montado, hasta venirse en su pecho, a mi juicio una de las más calientes formas de acabar (no hay nada más rico que una verga disparando semen frente a tus ojos).

Al día siguiente, ya satisfecho y sin alcohol, Osvaldo le pidió amablemente a su compañero que abandonara el departamento. ¿Julio? se fue, no antes sin darle su número a Osvaldo, pero he aquí el detalle que llama la atención, el tipo dejó sus llaves y su reloj (¿?). Curioso por decirlo menos, ¿Cómo entraría a su casa sin las llaves?, ¿Tendrá algunas de repuesto o tendrá que esperar hasta tenerlas de nuevo?. No creo.

Esto me llevó a pensar. ¿Andará por la vida dejando sus cosas para asegurar una segunda cita?. Si es así, sería una buena táctica, una táctica que me causó bastante gracia, y que luego me llevó a reflexionar sobre si ¿Será lícito dejar tus cosas en la cama de alguien si te gusta, asegurando que existirá una llamada y una segunda cita para devolverlas?. ¿Será efectivo dejar tus cosas en casa de alguien con quien tuviste sexo Express para que te vuelva a llamar?.

Quizás podríamos dejar algo como una camiseta, o un anillo, pero quizás estas cosas no sean lo suficientemente costosas para que exista la conciencia de devolverlas. Pero ¿Qué pasa si dejas un reloj o tu billetera y nunca te vuelven a llamar?. De ser así muchos perderían sus cosas, porque hay varias personas que se llevan a otros sólo por la noche y que no quedan conformes con el sexo y que obviamente no volverían a llamar, por lo que si se masificara el dejar en las camas de otros algo para asegurar una llamada para devolverlas, sería mucha la gente que perdería cosas valiosas y hasta quizás existirían aseguradoras que ofrecerían “seguros de reembolsos en caso de cosas no devueltas dejadas en camas de amantes fortuitos”. Gracioso.

Por su parte y a pesar de que sólo destacó que lo pasó bien por la dotación de su amante de la noche, Osvaldo llamaría a Julio para devolver sus cosas argumentando que Julio debía sentirse usado y más encima iba a perder sus cosas”. El punto gracioso es que Osvaldo como no recordaba exactamente como se llamaba el tipo y entre tanto número que ha guardado luego de llevarse chicos a la casa podría llamar al equivocado.

Por mi parte, y aunque Marcelo no dejó nada material en mi, si había dejado algo que ameritaba una llamada y una segunda cita, y eso era su frase “Me descolocaste”, lo que me hacía pensar que quizás aparte de haber tenido sexo rápido y morboso, algo nos podríamos haber llegado a gustar.

No hay comentarios: